Si bien para la mayoría de las parejas, las vacaciones de verano suponen un espacio de reencuentro, de diversión, de disfrutar de un tiempo de calidad el uno con el otro, y esto es algo que siempre fortalece la relación, para otras se convierten en una época en la que aumentan las discusiones y los conflictos, de tal modo que algunas llegan a replantearse el seguir juntos. Pero no es que el verano genere problemas sino que los conflictos latentes en la relación salen a la luz por diferentes motivos:
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Dependencia emocional
Si bien es “normal” que en una relación de pareja exista el sentimiento de querer estar con el otro, de contar con su apoyo y de saberse querido y valorado, algo que de alguna manera implica una cierta necesidad, hablamos de dependencia emocional cuando esta necesidad afectiva se convierte en extrema, en exagerada, provocando en el sujeto pensamientos obsesivos en torno a la pareja y sentimientos intensos de miedo al abandono (“porque sin ti no soy nada”) llevándole a comportamientos de sumisión que cree que le permitirán retener al ser querido, o mejor dicho, al ser necesitado porque las personas que sufren dependencia emocional no quieren a sus parejas sino que las necesitan. Este comportamiento de anulación personal y de sometimiento al otro acompaña a estas personas en todas y cada una de sus relaciones de pareja a lo largo de sus vidas.

El conflicto de las perspectivas
Uno de los principales motivos por los cuales una pareja puede dividirse tiene su origen en las diferencias en la visión que tienen el uno del otro y de sí mismos, de manera que, diferentes visiones sobre un acontecimiento que en un principio puede parecer no tener importancia, acaba convirtiéndose en un problema que condiciona la dinámica de la relación y que puede acabar con ella. Es muy común que, en determinadas situaciones y atendiendo a su propia lógica, experiencias pasadas, creencias, valores, normas, significados…, cada uno se cierre en su punto de vista y mire hacia otro lado, creyendo que su interpretación de lo que está sucediendo es evidente para cualquiera, ignorando el significado que el otro da a esa situación y dando por poco razonable su actitud.
